Si hay un platillo que representa la esencia de la gastronomía de Quebec y se ha convertido en un símbolo de la comida reconfortante en Canadá, ese es el poutine. Esta deliciosa combinación de papas fritas crujientes, queso en trozos y una salsa espesa de carne ha conquistado corazones y paladares en todo el país y más allá de sus fronteras. Pero, ¿qué hace que el poutine sea tan especial? 

El origen del poutine

Aunque su historia no está del todo clara, se cree que el poutine nació en la provincia de Quebec en la década de 1950. Existen varias teorías sobre su invención, pero una de las más populares cuenta que un cliente en un restaurante rural pidió que le mezclaran papas fritas con queso en trozos. El dueño del establecimiento, intrigado por la combinación, exclamó: «¡Ça va faire une maudite poutine!» («¡Eso va a hacer un gran desastre!»). Más tarde, se le agregó la característica salsa espesa de carne, dando origen a la receta tradicional que conocemos hoy.

Desde entonces, el poutine ha evolucionado y se ha popularizado en todo Canadá, convirtiéndose en un platillo emblemático que puedes encontrar desde pequeños puestos callejeros hasta en restaurantes de alta cocina.

Para que un poutine sea auténtico, debe cumplir con tres elementos clave:

1. Papas fritas perfectas: Deben ser gruesas y crujientes por fuera, pero suaves por dentro. Algunas versiones modernas las hornean en vez de freírlas para un toque más saludable.
2. Queso en trozos (cheese curds): Este queso fresco, de textura firme y ligeramente elástica, es esencial para un buen poutine. Cuando se sirve caliente, se derrite ligeramente sin perder su forma.
3. Salsa (gravy): Es una salsa espesa y sabrosa a base de caldo de carne y especias, que une todos los sabores en una mezcla deliciosa y reconfortante.

El poutine no es solo un platillo, sino parte de la identidad cultural de Canadá, especialmente en Quebec. Es un símbolo de la comida callejera, un imprescindible en feriasy festivales, y hasta ha sido protagonista de competencias de comida. En ciudades como Montreal y Quebec, hay restaurantes especializados en poutine, con menús dedicados exclusivamente a este platillo y sus variantes.

Cada año, se celebran festivales del poutine en diversas ciudades canadienses, donde chefs y entusiastas presentan sus propias interpretaciones de este clásico.

Ya sea en su versión tradicional o con un giro moderno, el poutine sigue siendo una de las comidas más queridas por los canadienses y una delicia que no puedes perderte.